Actualidad y opinión sobre el mundo del cómic

Entrevista: conociendo a Sara

¿Es posible desarrollarse como autora en Aragón? ¿Existen suficientes apoyos institucionales?

Aragón es una tierra rica y fértil en lo que al arte y a los artistas se refiere. En el mundo del cómic contamos con numerosos referentes nacionales e internacionales, y considero que está en uno de sus mejores momentos a nivel de efervescencia creativa. Este hecho, por supuesto, facilita la creación de redes de trabajo y hace que sea más sencillo desarrollarte como creador. No obstante, creo que en el terreno institucional todavía nos quedamos un poco atrás en ese aspecto, pero espero -y deseo- que se trate de algo temporal y finalmente se le otorgue al cómic la visibilidad y valor que merece.

Has comentado en alguna entrevista que originalmente empezaste Bellas Artes con la idea de dedicarte a la pintura, pero que terminaste en el cómic porque te atraía su inmediatez, la posibilidad de llegar a mucha gente con pocos trazos.

Siempre me gustó el cómic, desde bien pequeñita. Y como tal; leía, escribía y dibujaba imitando a mis artistas preferidos. ¡Me encantaba! Pero, conforme fui creciendo y cursando mis estudios en arte, me di cuenta de que el cómic quedaba relegado a un segundo plano, y que incluso dentro del propio mundo artístico era puesto en tela de juicio. De esta forma, continué desarrollándome a través de la pintura, un ámbito que también me había atraído desde siempre, con un estilo a caballo entre el pop y el cómic que a mí me gustaba, mezclando colores, líneas, pequeños textos, iconos…

Todo cambió durante mi Erasmus en Loughborough University donde, por casualidad, medios físicos, y una profesora sustituta muy entusiasta con mi trabajo, volví a retomar el cómic. Y lo más curioso fue que, realmente, ¡solo me permití extender las historias que normalmente plasmaba sobre un lienzo! A la gente le gustó, y por supuesto, yo me sentía más libre que nunca. Al volver a la Universidad de Zaragoza, donde cursaba Bellas Artes, seguí experimentando con el cómic, disfrutando y sacando una sonrisa a quien lo leía. Esa facilidad comunicativa y la frescura que me permitía transmitir con varios trazos, me enganchó definitivamente.

La edición de Pajas Mentales: Cogito ergo verigüel fandango supuso un punto de inflexión en tu trayectoria, ¿puedes hablarnos sobre este libro?

Fue mi Trabajo Final de Grado. Es decir, recopilaba todo mi aprendizaje y trayectoria durante la carrera de Bellas Artes. Representaba la construcción ya definida de mi discurso artístico y lo cierto es que para mí fue un lujo poder hacerlo. En lo formal, se trataba de un cómic experimental, realizado con pocas manchas de color de acuarelas planas y una marcada línea negra. Pocos fondos, no constaba de viñetas, ni de números de página… Eran solo tres personajes principales (mis mejores amigos de la universidad y mi alter ego), que jugaban entre lo real y lo onírico mediante conversaciones absurdas y secundarios que se iban incorporando a la historia de forma puntual. La narrativa era relativamente sencilla, circular, pero funcionaba muy bien. Resultaba divertido, fresco, descarado… No solo me permitió jugar a nivel plástico, sino también a nivel humorístico y verbal.

La experiencia anterior me animó: al año siguiente de terminar la carrera, mientras cursaba un Máster de Profesorado en la especialidad de Dibujo, compartí mi primer stand en el Salón del Cómic de Zaragoza. Tenía 4 prints, 2 láminas, y un pequeño fanzine en blanco y negro al que llamé Una Chica Rara, parte uno: Lo siento mamá, pero me estoy volviendo indie. Lo llamé así inicialmente porque pensaba realizar dos partes más, pero mi trabajo y el fanzine tuvo tal acogida que no solo agoté las existencias del mismo en el primer día de salón, sino que llamó la curiosidad de Letrablanka Editorial. Un año después, en 2016, la versión oficial y editada de Pajas Mentales llegaba a las librerías. Desde entonces, y con mucho trabajo duro a mis espaldas, agradezco todos los días poder dedicarme a algo que amo tanto como es el cómic.

¿Cómo dirías que ha evolucionado tu estilo desde que comenzaste hasta ahora?

Pajas Mentales fue una experimentación total por mi parte. Un disfrute que, por casualidad y por fortuna, se convirtió en mi primer cómic publicado. A partir de ahí, y con la vista puesta en hacerme mi hueco en el mundo de la historieta, continué investigando y jugando con el lenguaje. Pasé a utilizar tramas, viñetas definidas, capítulos, otro tipo de ritmo en la narrativa, pero siempre jugando con el humor, la desinhibición y el carácter social en la obra.

Todo se pude ver en el que fue mi siguiente cómic con Letrablanka: Diario de una Vida de Mierda, que publiqué en 2017. Supuso un antes y un después en mi trayectoria, mi trabajo tomó un rumbo distinto. A su vez, y mientras publicaba en redes sociales distinto contenido y colaboraba con WeLoversize como viñetista, fueron surgiendo mis primeros trabajos en diversas campañas. Al salir de mi zona de confort mi trabajo desarrolló nuevos colores, líneas y expresiones. Tras trabajar en campañas con Cruz Roja, el Ayuntamiento de Zaragoza, y otras empresas nacionales e internacionales, mi producción derivó en algo más cuidado y mimado, aunque siempre manteniendo la frescura y el humor. Se plasma muy bien en mi aportación al cómic Diferente (Planeta, 2019). Desde entonces he estado publicando Tupper para Tres (Fandogamia, 2020) webcómic loco y desenfadado de lectura gratuita en la web de la editorial, y sigo trabajando en mis siguientes publicaciones. Desde luego, puedo prometer que queda Sara Jotabé para rato, y que mis próximas obras no dejarán a nadie indiferente.

¿Cómo entiendes el humor? ¿Hasta qué punto es importante en tu trabajo?

Para mí el humor es vida, es amor, es un lenguaje propio, único y universal. Lejos de factores culturales, a todos nos gusta reírnos. Es algo contagioso, precioso de compartir, inherente al ser humano, ¡y gratuito! Personalmente, no entiendo la vida sin humor. Es la sal de la vida, el umami de lo cotidiano. Un catalizador para lo bueno y para lo malo.

Por supuesto, es también un arma de doble filo, pues al ser un lenguaje necesita de un comunicador que lance el mensaje y un receptor que lo reciba. Si el mensaje no está bien redactado, la información no llegará o lo hará en mal estado. De otra forma, si el receptor no está lo suficientemente formado como para desencriptar el mensaje, este tampoco llegará y generará un conflicto. De esta manera, debemos educarnos en el humor, igual que lo hacemos en la lengua o las matemáticas. Por mucho que levantemos la voz, nadie nos entenderá hablando, a no ser que el receptor o receptores conozcan nuestra lengua. En este caso ocurre lo mismo. Por eso en mi trabajo el humor es algo fundamental. Con el cómic, así como con la literatura, el cine o cualquier arte, también se educa de forma inconsciente al lector o espectador. El humor es mi filosofía de vida, y por tanto no puede faltar en mi obra.

¿Y la libertad? ¿La desinhibición?

Considero que tanto la libertad como la desinhibición son amigas inseparables del humor, por lo que forman también parte de la base de mi trabajo. Y es que, el humor sin libertad y desinhibición, es humor enlatado, sin alma, sin realidad. Obviamente, hay humores y humores, y su correcto funcionamiento depende del contexto y de los involucrados en el propio chiste. Un barco funciona muy bien en el mar, pero dudo que lo haga igual en el desierto. No obstante, la desinhibición y la libertad, partiendo desde lo privado hacia el público, te permiten conocerte mejor a ti mismo como individuo, y por tanto, como parte del mundo.

¿Piensas que la identificación generacional que suponen tanto tus ilustraciones como tus libros puede ser un factor a tener en cuenta a la hora de explicar su éxito?

Por supuesto. Sin duda alguna, gran parte del éxito de una obra es que el lector o espectador se vea reflejado en ella, tanto para bien como para mal. Que se identifique con el personaje, con el ambiente, el contexto histórico… son factores fundamentales que llaman la atención y que atraen hacia un proyecto u otro.

En mi caso, no busco tanto la identificación de un sector generacional en concreto, sino llamar la atención sobre X temas o cuestiones, de forma clara y, en gran parte, personal. Lo curioso y positivo de esto es descubrir que hay mucha más gente que comparte ese punto de vista o esas preocupaciones, y que al final, todos estamos unidos por el humor que lo anterior desencadena. Puede sonar un poco utópico, pero me gusta pensar que nuestro trabajo hace del mundo un lugar, al menos, un poco más agradable para todos.

¿Crees que la situación de la mujer en el mundo del cómic es mejor que años y décadas atrás?

Desde luego, como en otros muchos campos, la situación de la mujer en el mundo del cómic ha mejorado notablemente. Ya no sólo a nivel de creación, sino en lo que respecta a los personajes femeninos. Hoy en día hay una amplia variedad de identidades representadas y, aunque la lucha por la igualdad y la diversidad sigue siendo algo activo –y, como todo, tiene sus baches-, considero que vamos bien dirigidos. Tenemos que seguir en la brecha.

¿Cuál es el papel que tiene la AAAC dentro del cómic aragonés? ¿Es importante asociarse, crear vínculos entre los diferentes autores?

La Asociación Aragonesa de Autores de Cómic(AAAC) surge con la voluntad de ser un espacio común para el mundo del tebeo aragonés en sus muy diversas vertientes; un lugar donde se defiendan los derechos de los asociados como creadores de cultura y desde el que se apoyen y difundan sus obras mediante diversas actividades y acciones relacionadas con el cómic. A través de jornadas, exposiciones, talleres y publicaciones propias dota de visibilidad a aquellos con muchas cosas que decir, con el convencimiento de que la historieta es una expresión cultural completa de primer nivel, con una capacidad pedagógica, divulgativa y social que se suma a su innegable valor como elemento de ocio y entretenimiento.

Realiza el Salón Hispano francés de Cómic de Jaca, las Jornadas del cómic de Barbastro, talleres formativos, charlas… En mi opinión, y como experiencia personal, asociarse, buscar apoyos, ayudas, colaboraciones o sinergias es imprescindible para sacar adelante ya no solo tu proyecto personal, sino el propio sector del cómic. Formar parte de la AAAC desde mis inicios creativos ha facilitado mucho mi labor como creadora. Nada es fácil en este mundo, pero contar con compañeros y amigos dentro de él, hace  que el viaje sea mucho más ameno.

¿En qué proyectos estás trabajando actualmente? ¿Cómo te ves en un futuro próximo y sin COVID-19 alrededor?

Actualmente, y desde mediados de septiembre de este mismo año, me encuentro publicando online mi último cómic Tupper para Tres con la editorial Fandogamia. Un cómic fresco, joven, descarado y divertido, sobre las aventuras de tres compañeros de piso muy dispares, que se las ven y se las desean para salir adelante en los tiempos que corren. La verdad es que es un proyecto que me ilusiona enormemente, ya que siempre había querido hacer un webcómic. Además, al margen de las buenas críticas que está recibiendo, me parece algo muy divertido tanto de hacer como de leer. Cada lunes y miércoles las páginas se actualizan y permiten a una etapa más de la historia. Me gusta la sensación de estar en contacto directo y en tiempo real con el lector.

Además trabajo para varias empresas y organizaciones nacionales e internacionales, soy viñetista en el Huffington Post o en WeLoversize, acabo de participar en la última edición del festival Asalto, soy la presidenta de la AAAC, participo en charlas y talleres… Como extra y entre otros proyectos, estoy trabajando en la que será mi próxima novela gráfica. Lo cierto es que no podría estar más feliz y agradecida.

De cara a un futuro próximo, tanto con, como sin covid-19, me imagino feliz, dibujando, creando historias, compartiendo y generando proyectos, y bien orgullosa de mis últimos trabajos. Eso sí, sin covid-19, además, me imagino disfrutando de salones y firmando y dedicando mis obras a mis lectores ¡Es la parte que más me gusta!